Gladis, Eugenio, María Luisa, Amparo, Toñi y Ana nos sorprenden todos los años con su habilidad montando el belén de nuestro colegio. Gracias por vuestro tiempo e ilusión colocando cada una de las figuras, recreando cada rincón, cada escena… es un placer pasar un rato junto a nuestros hijos observándolo y descubriendo cosas juntos: los pastores, el ejército romano, el castillo de Herodes, los Reyes Magos, la posada, el pesebre, las lavanderas, los niños jugando, la fuente, el ángel, el alfarero, al discreto «caganer» y hasta un río con peces de verdad… no falta detalle.
Se considera a San Francisco como el verdadero propulsor del belén, por realizar en la noche del 24 de diciembre de 1223 la representación de la Natividad en un región de la Toscana italiana. Durante los siglo XIV y XV, las iglesias italianas se llenan de belenes, y la tradición se expande por el resto de Europa. A España llega la tradición gracias a la orden franciscana e inmediatamente, artistas de primera fila, como Martínez Montañés o Luisa Roldán “La Roldana”, comienzan a realizar belenes con el fin de adornar en los días navideños los hogares pudientes e iglesias.
Carlos III llega a España en 1759 y trajo consigo el arte del belenismo napolitano, de manera que esta tradición de “montar el belén”, se fue extendiendo primero a los palacios nobiliarios y, poco a poco, a los hogares del pueblo llano.
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